Blog de Ante Su Palabra

Equilibrando el ministerio y la búsqueda de Dios

Alguna vez habrás visto los equilibristas de la cuerda floja. Son una especie en peligro de extinción que ponen en riesgo su vida en hacer equilibrio en una delgada cuerda. Un poco de peso desequilibrado y todo su cuerpo irá para un lado o para otro, y por supuesto, para abajo. Es el arte del balance y del equilibrio, y de ese arte depende su vida.

No caigas al vacío

Yo creo que como pastores pertenecemos a esa especie. En cierto sentido el ministerio es un arte de saber balancear y equilibrar muchas cosas. La lista de tareas es interminable: hay mensajes en WhatsApp que responder, personas que necesitan ser atendidas, la familia que requiere de su esposo y padre, el pasto que no se corta solo, y un sermón que aún no se ha empezado, ¿hace cuánto tiempo que no se lava el auto?, y la lista sigue extensivamente. En todo eso hay un factor común: son cosas que debemos hacer y hay que hacerlas.

Sin embargo, la vida no se trata solo de hacer cosas, no es solo ir acabando con la tirana e inagotable lista de tareas. Hacer es algo importante de lo que significa vivir, pero la vida es más que hacer. Como hijos de Dios, sabemos que nuestra vida debe ser vivida para Él, pero también es igualmente importante que debemos vivir en comunión con Él. Dios no solo se deleita en que hagamos cosas para Él, sino que anhela que tengamos comunión con Él. Si no estamos atentos a mantener un equilibrio entre ambas cosas, así como el equilibrista, corremos riesgo de caer al vacío y olvidar una verdad: Dios no es un jefe que tiene empleados, es un Padre que tiene hijos.

Dame, hijo mío, tu corazón, Y que tus ojos se deleiten en mis caminos.” (Proverbios 23:26, NBLA)

Busquemos el equilibrio

La vida cristiana es estar constantemente viendo para qué lado me estoy empezando a caer. Al ser pecadores que caen en el engaño del pecado, no debemos creer inocentemente que estamos viviendo en un perfecto equilibrio. Por lo tanto, debemos examinarnos y vigilar nuestros corazones y nuestras vidas. Estar ocupados en las cosas de Dios no es sinónimo de estar buscando a Dios.

El ocupado rey David dijo: “Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré: Que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura del Señor Y para meditar en Su templo.” (Salmo 27:4, NBLA). Lo interesante de este salmo, es que David se encontraba en un gran peligro por parte de enemigos que lo buscaban para matarlo y destruir su reinado. El enfoque de David es correcto, se enfoca en buscar a Dios y no solo librarse de sus enemigos. En medio de mucha actividad no ha perdido el equilibrio de tener en cuenta a Dios. Las muchas ocupaciones deben motivarnos a ir aún más a Dios, sin Él nada podemos hacer.

¿Estamos enfocándonos intencionalmente en buscar a Dios? ¿o solo estamos reaccionando a las circunstancias? ¿estamos parando para contemplar a Dios? ¿o estamos corriendo detrás de la utopía de acabar con todas las tareas pendientes? Déjame gritar con todas mis fuerzas lo que ambos sabemos: ¡Las actividades nunca acabarán! ¡Nunca! Y eso no es malo necesariamente, si estamos bien equilibrados entre hacer para Dios y buscar a Dios. Por lo tanto, no debemos buscar que las actividades terminen sino debemos buscar el equilibrio.

¡Socorro, soy pecador!

Un buen punto para empezar es reconocer que es imposible para nosotros vivir una vida en perfecto equilibrio. Debemos depender de la gracia de Dios y de la obra del Espíritu Santo para que transforme nuestro corazón duro y activista. Si somos pastores, es fácil caer en el engaño de pensar que ahogarnos en actividades de la iglesia es sufrir por el evangelio o que podemos manejar bien el equilibrio. La realidad es que solo Dios puede librarnos de nosotros mismos.

Pero hay esperanza, Jesús ya vivió la vida de perfecto equilibrio que nosotros no podemos vivir. Y nos dio a nosotros su justicia. ¡No tenemos que vivir en balance para que Dios nos acepte! Ya somos aceptados por Dios en Jesús. Ahora lo que debemos hacer es vivir en balance como una respuesta al amor de Dios. Busquemos tener comunión con Dios a medida que le servimos a Él.

Una sola cosa buscaré

Querido Pastor, recordemos que antes de ser pastores que hacen muchas cosas, somos hijos a los que el Padre celestial anhela y ama. ¿Cómo no buscar pasar tiempo con Aquel que nos ama tanto? ¿Cómo no priorizar estar con nuestro Padre bueno?

Observemos nuestro día a día y las actividades que nos reclaman tanto. Tomemos una determinación como David: “Una sola cosa he pedido al Señor, y ésa buscaré” y pidámosle eso al Señor. Busquemos el equilibrio.

Confía, nuestro Padre nos ama, Él nos ayudará.

Enrique Oriolo

Él me amó y se entregó a sí mismo por mi. En su gracia, soy misionero de SERVE missions, pastor de la Iglesia Bíblica de City Bell y pastor plantador de la Iglesia Bíblica de Avellaneda, en Argentina. Graduado del Centro de Capacitación Bíblica para pastores (Arg) y el Instituto Bíblico Integridad y Sabiduría (Rep. Dom.). Está cursando una Maestría en Ministerio Bíblico en The Master´s Seminary (EE.UU.). Está casado con Tamara, y es papá de Luz, Paz y Sarah.

Add comment

Redes sociales

Enterate de las novedades en nuestras redes sociales.